el artista Andrew Faris pinta con acrílico geometrías vívidas y coloridas que se asemejan a la pantalla del primer televisor technicolor, y las coloca en contextos de colores neutros, mayormente paisajes gélidos y nevados, donde sus acrílicos cobran mayor fuerza por contraste. De hecho, sus pinturas salen tanto del paisaje que parece que hayan sido añadidas con photoshop. Andrew rompe la monotonía de estos parajes congelados y les confiere calidez, vida y el factor humano del orden geométrico respecto al caos de lo indómito y lo salvaje de la naturaleza.
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