Partiendo de los tres colores primarios podemos establecer una serie de mezclas que nos llevarán a la obtención de una extensa gama de posibilidades. De hecho las teorías de la luz y el color demuestran que se pueden pintar todos los colores de la naturaleza con solo los tres colores primarios.
Hay que distinguir entre dos tipos de color: el color luz y el color materia. El color luz es inmaterial proveniente del sol o proyectores artificiales: bombillas, llamas, etc. aunque se toma como referencia el proveniente del sol al mediodía. Se entiende por color materia el compuesto por pigmentos artificiales, tales como pinturas en sus diferentes modalidades: acrílicos, óleos, esmaltes, etc. Nosotros en nuestro hobby utilizamos evidentemente los colores materia (también llamados colores pigmento), pero es la luz inmaterial la que incide sobre las cosas que vemos, también sobre nuestras figuras.
El color, independientemente de si es luz o materia, se compone de tres colores primarios (se denominan así por ser únicos, se encuentran en la naturaleza y no provienen de ninguna mezcla).
Las bases de la teoría del color artística tradicional son anteriores a los descubrimientos del siglo XX.
Principales características de la teoría del color tradicional:
La teoría del color moderna ha evolucionado a partir de la teoría del color tradicional y, aunque se ha ido actualizando con los conocimientos científicos de finales del siglo XIX y del siglo XX, mantiene algunos de sus principios anacrónicos.
Principales características que diferencian la teoría del color moderna de la tradicional:
La temperatura del color es la sensación térmica subjetiva con la que se percibe un determinado color.
En base a la temperatura del color se suele agrupar tradicionalmente los colores en dos grupos opuestos dentro del círculo cromático: los colores cálidos y fríos.
A estos grupos de colores cálidos y fríos diferenciados por su temperatura subjetiva, se les atribuyen una serie de asociaciones psicológicas y efectos visuales antagónicos que contrastan y se complementan.
Entre los posibles orígenes de la diferenciación del color por su temperatura subjetiva, se suele mencionar la larga tradición metafórica de lo cálido y lo frío junto a lo seco y lo húmedo desde por lo menos la Edad Media.
En cuanto al uso consciente del contraste entre colores cálidos y fríos en el arte, se cree que tiene su origen en la observación y representación de los cambios de la luz según el clima y la elevación del sol en la pintura de paisajes de finales del siglo XVII.
El color de la luz diurna varía según la altitud del sol con un matiz amarillo o rojizo durante la salida y la puesta de sol y un matiz azulado al mediodía.
La distancia entre la altura del sol con respecto al horizonte alcanza su máximo en verano y su mínimo en invierno y con ella la cantidad de luz diurna y la temperatura. También los cambios atmosféricos filtran la luz del sol modificando su intensidad y temperatura.
Asociaciones y significados del color aparte, es costumbre asignar a los colores unos efectos psicológicos y perceptuales en las personas:
Los colores fríos, como buenos opuestos a los colores cálidos, causan los efectos contrarios: frío, pasividad, tranquilidad, tristeza, retroceso, lejanía, desvanecimiento…
Aunque estos efectos de los colores según su temperatura se siguen estudiando y aplicando en el ámbito del diseño, en las artes gráficas una teoría del color más moderna propone que no es la temperatura—relativa—del color la que causa estos efectos sino la luminosidad y la saturación de estos colores.
Así se explica como por ejemplo un color cálido pero oscuro y poco saturado como pueda ser un marrón no provoca los efectos tradicionalmente propios de los colores cálidos. Es más, un color frío que sea más luminoso y vivo que este marrón, un azul cian por ejemplo, resultará más alegre, enérgico, etc.